lunes, 11 de enero de 2010

Británicos a la conquista de tierras norteamericanas y asiáticas

Descontando a la constantemente desequilibrada saga Need for Speed, el referente de los videojuegos de carreras para las masas es Codemasters. Las sagas Colin McRae y Race Driver: Grid llevan una década completa ofreciendo una amplísima variedad de tipos de vehículos y pistas aptos para pilotos más y menos descerebrados. En noviembre se sumó un juego oficialista de Fórmula 1 para Wii, PSP y iPhone; este 2010 se sumarán versiones para PC, Xbox 360 y PlayStation 3.

Pero volvamos al Colin McRae. Estoy jugando al Dirt 2, lanzado hace unos cuatro meses, y me gusta muchísimo. El nuevo apellido viene a que a las carreras de rally de múltiples tramos (menos tramos que antes) se le sumaron circuitos de rallycross (revirados como los de Street X del Need for Speed Underground 2, pero combinando tierra y pavimento), y se agregaron todoterrenos, pickups y buggies que se pueden usar en circuitos y tramos con saltos considerables, incluyendo secciones a campo traviesa.

Lo interesante del juego es que estas modalidades de automovilismo son presentadas como deporte extremo para gente cool. Como un tercio del juego se desarrolla en Asia y otro tanto en América del Norte, es fantástico atraer a jóvenes de esas regiones a estas disciplinas. No sé quiénes están financiando a los británicos, pero el automovilismo debería estarles agradecido a ellos.

Igual que ocurre con el Grid y con el Need for Speed Shift, la dirección del Dirt 2 es artificial. Algo de ayudita para doblar viene bien al pilotar con teclado: el auto gira mucho para el lado que corresponde en plena horquilla, y bastante menos en plena recta. La cosa se complica cuando se amontonan las curvas, y el auto dobla cuanto quiere. En general se siente menos realista que el Gran Turismo 4, pero funciona mil veces mejor que el Shift. Conserva el truquito del Grid de retroceder en el tiempo para deshacer macanas, y además agrega un sencillo y efectivo menú de puesta a punto del auto. Lástima que ninguno de los dos juegos ofrezca nitro - activarlo cuando uno está en problemas se siente bien.

La traducción española es patética como de costumbre, los tiempos de carga se hacen eternos, la personalización exterior de los autos es escasa... ¿alguna queja de verdad? Por ahora no se me ocurre nada grave. En cambio, tiene un montón de detalles lindos: apodos personalizados, decoración del interior del auto, menús atractivos... Sumado a la variedad de máquinas y escenarios y a los gráficos boquiabridores, sólo me queda seguir disfrutando del juego.

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