sábado, 8 de noviembre de 2014

Promover el patrimonio

Tenemos día del patrimonio, comisión del patrimonio, ley del patrimonio, convención del patrimonio. ¿Pero de qué están hablando cuando hablan del patrimonio?

La definición oficial de la Unesco es larga y entreverada. Para hacerla fácil, es todo lo que tiene valor histórico para una sociedad. Incluye espacios geográficos (naturales y humanos), prácticas culturales (costumbres, actividades, tradiciones, pensamientos) y conocimientos (ciencias, técnicas, instrumentos).

Por poner ejemplos, en Uruguay tenemos como patrimonio las sierras de Minas, el casco histórico de Colonia, los ñoquis de los 29, las fiestas de quince, la murga, el bo, las bicicletas de los Reyes Magos, la payana, el cabeza gol, Obdulio Varela y el maracanazo.

Pero en Uruguay no hay solamente patrimonio uruguayo. Los Beatles, Michael Jordan, Papá Noel, los teléfonos Nokia 1100, las pirámides de Egipto, el animé, el Volkswagen Escarabajo y los Premios Oscar son de origen extranjeros pero forman parte de la sociedad uruguaya. Los incorporamos a nosotros, por ejemplo con los Shakers y el Escarabajo de Mujica.

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Ahora, ¿qué es proteger el patrimonio? Lo primero de todo es preservarlo en la historia, o sea evitar que se olvide. Claro que tener un montón de cartas de Artigas en la biblioteca nacional es poca cosa. Por eso, es importante que la gente sepa del patrimonio.

Pero saber que existe algo no es lo mismo que conocerlo. Yo vi alguna vez el baile del pericón, pero no sé bien cómo es y nunca lo bailé. Del mismo modo, sé de las bolas de nieve y los muñecos de nieve, pero ni siquiera llegué a tocar nieve. Entonces, el paso final es que lograr que la gente viva personalmente el patrimonio.

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Entonces, ¿quién debe promover el patrimonio? La respuesta fácil es "todos". Los padres, los profesores, los vecinos, los turistas. Y obviamente el estado.

Eso no significa que el estado tiene que encargarse de producir tortas fritas con dulce de leche. Significa que el estado debe promover que la gente, las organizaciones sociales y las empresas reconozcan la importancia de preservar el patrimonio y que hagan acciones que sirvan.

Un ejemplo es modificar las leyes de derechos de autor, para que la gente pueda sacar fotos de edificios y difundirlas sin correr el riesgo de ser denunciados.

También debería permitirse el libre uso de obras culturales sin fines de lucro, por ejemplo para interpretar canciones sin tener que pedirle permiso a Agadu.

Y además las obras producidas o apoyadas por el estado deberían ser distribuidas libremente, para que toda la gente pueda acceder a ellas sin tener que pagar por segunda vez.