domingo, 28 de octubre de 2018

Need for Speed Payback, o qué difícil es ajustar la dificultad

Tras desilusionarme con el Need for Speed ProStreet y Shift, intenté darle una oportunidad al Need for Speed Undercover. No hubo caso. La magia de los Underground, Most Wanted y Carbon había desaparecido completamente.

El formato de misiones atentaba contra la exploración, las carreras y las persecuciones. Los guiones sobreproducidos eran inentendibles, e interrumpían la jugabilidad. Me di por derrotado, y decidí ignorar la continuación de la saga.

Cinco años después, volví a jugar a un Need for Speed. Con un año de atraso, conseguí el Payback y me lo di vuelta.

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La trama tiene un gancho interesante, aunque tampoco se la aprovecha del todo. Me sorprendió enormemente la chipa de los diálogos, generalmente ignorables en un juego de carreras. En este caso realmente vale la pena escuchar a los personajes conversar entre sí, a menudo de manera ridícula.

La física del juego me gustó mucho. Los saltos son muy exagerados, similares al San Francisco Rush (o al NFS 2), pero sirven para entretener. Hay una variedad de disciplinas razonable, aunque el formato de carreras contrarreloj con policías no funciona. La gracia de los policías es chocarlos y evadirlos - tratar de llegar a meta a tiempo no encaja bien.

La gama de autos no se aprovecha del todo, porque basta con tunear cualquier auto para subir de categoría. Ojalá las distintas carreras hubieran exigido modelos distintos: hatchbacks europeos vs cupés japonesas, superdeportivos italianos vs alemanes, etc.

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Precisamente, el juego tiene un gravísimo error de diseño por este motivo. Cada carrera tiene un nivel de performance fijo, pero uno puede participar con cualquier auto. Por lo tanto, triunfar en la carrera es demasiado difícil o fácil, según qué tan tuneado esté el auto, lo cual es muy frustrante.

En juegos como el Dirt, el jugador sabe que la carrera será competitiva sin importar el auto que se elija. Uno elige el auto más lindo y sale a correr. No es el caso del NFS Payback. Para que la carreras sean disfrutables, uno tiene que tener el cuidado de no excederse con la preparación del auto.

Ya había vivido esto con el Gran Turismo 4. Me cuesta creer que haya pasado más de una década y sigan haciendo juegos de carrera con el mismo problema, en especial cuando otros aspectos del juego son sobresalientes.

Como sea, a quemar gomas y rajar p'al monte.

sábado, 13 de enero de 2018

¿Y cómo andan las cosas?

¿Las calles? Cada vez destruidas.
¿Y las veredas? Cada vez más sucias.

¿La energía? Cada vez más cara.
¿Y la comida? Cada vez más artificial.

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¿La educación? Cada vez más retrógrada.
¿Y los asentamientos? Cada vez más inhumanos.

¿La violencia? Cada vez más crueldad.
¿Y los delincuentes? Cada vez más narcobarrios.

¿Los trabajadores? Cada vez más gente vive de arriba.
¿Y los innovadores? Cada vez más combatidos.

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¿El estado? Cada vez más achanchado.
¿Y los impuestos? Cada vez más despilfarro.

¿Los políticos? Cada vez más escandalosos.
¿Y los sindicalistas? Cada vez más más conflictivos.

¿Los corruptos? Cada vez más impunes.
¿Y los honestos? Cada vez más perseguidos.

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¿Los jóvenes? Cada vez más abandonados.
¿Y los viejos? Cada vez más olvidados.

¿El pasado? Cada vez más desdibujado.
¿Y el futuro? Cada vez más temido.

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¿Y qué hacemos?
¿Miramos de costado, o nos remangamos?