sábado, 11 de septiembre de 2010

Lágrimas secas

La Muerte emergió de la laguna
y se puso al acecho sobre la loma.
El Gonchi embistió contra ella
y sin titubeos pasó a la eternidad.

(Poema escrito exactamente un año atrás.)

Ayer me hicieron una encuesta de parte de la Fundación Gonzalo Rodríguez. La última campaña de seguridad vial de ellos la protagoniza un osito de peluche con vendas blancas, en vez del típico fiambre ensangrentado rebotando en un habitáculo en proceso de destrucción. No pude responder otra cosa que la imagen que tengo de la fundación es extremadamente buena. Es otro gran legado que nos dejó el Gonchi. Cuidemos a nuestros niños, y ellos cuidarán a los suyos.

- o -

Una vez que publico un artículo en esta bitácora, rara vez lo edito. Pero la situación no daba para escribir un comentario aparte en letra chica. Otro deportista uruguayo apellidado Rodríguez, joven y con futuro, murió un 11 de setiembre tras un choque automovilístico. Diego, futbolista de Nacional, de 22 años, no logró sobrevivir a las lesiones que recibió el lunes pasado y falleció hoy. Y por ironías del destino, esto no pasó en un circuito de carreras, sino en las calles de Montevideo.

El Gonchi sabía que su vida corría peligro cada vez que se subía a la butaca. Pero cuando nos sentamos en los cómodos asientos o sillines de nuestros vehículos, muchos olvidamos que corremos el riesgo de que nos pase lo mismo que a Diego. Ojalá que ambas familias sumen esfuerzos para impulsarnos a detener esta tragedia diaria.

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